jueves, 23 de mayo de 2013

RABEL DE VILLACANTID

RABEL DE VILLACANTID

Hace un mes de la entrada anterior. Voy abriendo el horizonte musical-rabelero al paso del buen tiempo; es decir, como la primavera se muestra remisa, seguimos casi adormecidos. El día es gris, frío. Apenas hemos iniciado los primeros cultivos de la huerta. unas pocas patatas. Lo de la huerta es casi un eufemismo. Una forma de mantenerme en contacto con la Naturaleza y acercarme al pueblo. Mientras voy y vengo, me entretengo. La construcción de la hueva hornada de rabeles espera pacientemente. Está ya el proyecto, la idea, los materiales y hasta el número, pero hace frío, no anima el tiempo...

Estos días -a ratos- he estado ocupado terminando y arreglando el rabel que adjunto. Su dueña es de Villacantid. Este rabel tiene detrás una azarosa historia que no viene al caso contar. Estaba sin los "oídos" (los agujeros de la tapa de la caja de resonancia), al tablilla que se sobrepone en el clavijero -a semejanza del violín- era demasiado alta en sus inicios, lo que provocaba que cuando quisiéramos "pisar" la cuerda nos hiciera daño en los dedos (la rebajé un poco), le construí un puente y un arco -que tampoco tenía-. Después lo barnicé para que se conserve mejor.


Al final, estaba inquieto por ver cómo sonaba. Y suena muy bien. Tiene casi todos los elementos para que así sea. La caja y el mástil es de madera de saúco, las tapas de pino norte. La longitud total es de 56 centímetros, más uno y medio del pivote sobre el que se sujeta el cordal. La caja de resonancia tiene 30 cms, el mástil -o diapasón- 18 y el clavijero 8. La altura de la caja es de 4,7 cms.

Ayer le hice unas fotos y hoy, probablemente se lo devolveré a su dueña. Solemos coincidir en la Residencia de ancianos. Ella visitando a su hermana y yo a mi tía.

¡Ah! -casi se me olvida-, quiero acompañar está págína con más música de rabel. Lo haré pronto.


A San Cipriano